Si me lo preguntan –aunque no me lo pregunten también– la situación
sociopolítica que atraviesa el Estado mexicano se ha convertido en tópico
obligatorio en las charlas de café, de ascensor, de oficina, de pasillo
escolar, de aula de clases, de transporte colectivo, de un sinfín de lugares
que no es necesario escribir, pero que tampoco es considerado apartarlos de la
realidad. Somos animales políticos nos guste o no.
Observo los medios de comunicación –los convencionales: Televisa, Tv
Azteca, Milenio, OEM, y los que son de acceso para las mayorías, incluyendo
también algunas señales de televisión de paga– y lo único que obtengo es
llenarme de tristeza, he dejado la impotencia y el coraje por un sentimiento
más nostálgico, tal vez eso no sea lo adecuado, pero ¡carajo! lo que informan
está tan tergiversado y el aparato es gigantesco y la gente, a sabiendas de que
solamente les dan programación basura e inútil llena de comerciales, la sigue
viendo.
Luego me dicen que los del 132 se deslindan a cada momento de
manifestaciones y de tomas “simbólicas”, de qué demonios sirve su fuerza
popular si dan un paso a la derecha en lugar de seguir el camino de la
izquierda. En recientes fechas convocan a realizar una nueva constitución… ¿y
la lucha anti-imposición? se fue, quieren una nueva carta magna bajo el alegato
de “no importa quien sea presidente” –a mí si me importa quien sea presidente–
una cosa a la vez, una cosa a la vez, porque de lo contrario los poderes hegemónicos
nos van a rebasar.
Por último, el seis de septiembre se consolida el fraude, señores ni
para que hacer más corajes, de una vez les aviso, el PRIFE, perdón el TRIFE,
dirá que la elección fue la más limpia y que no encontró argumentos suficientes
para invalidar la elección… el mismo cuento de hace seis años, vayámoslo
digiriendo, ese día veremos si la credibilidad del movimiento #YoSoy132 se
mantiene al no aceptar y desconocer la figura de Enrique Peña Nieto como
presidente de la nación o, simplemente lo aceptan bajo la consigna de “te vamos
a traer cortito”, pues que no sea lo segundo porque entonces adiós democracia
en construcción.
Pero ya veremos, si me lo preguntan –aunque insisto en que si no también–
todos sufrimos de un mismo mal, un mal llamado capitalismo; lea, infórmese, critique,
analice, cuestione, converse, y sobre todo nunca deje de preguntar, esa puede
ser la cura para el mayor mal que ha atacado a la humanidad.
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