20 de agosto de 2012

Si me lo preguntan


Si me lo preguntan –aunque no me lo pregunten también– la situación sociopolítica que atraviesa el Estado mexicano se ha convertido en tópico obligatorio en las charlas de café, de ascensor, de oficina, de pasillo escolar, de aula de clases, de transporte colectivo, de un sinfín de lugares que no es necesario escribir, pero que tampoco es considerado apartarlos de la realidad. Somos animales políticos nos guste o no.

Observo los medios de comunicación –los convencionales: Televisa, Tv Azteca, Milenio, OEM, y los que son de acceso para las mayorías, incluyendo también algunas señales de televisión de paga– y lo único que obtengo es llenarme de tristeza, he dejado la impotencia y el coraje por un sentimiento más nostálgico, tal vez eso no sea lo adecuado, pero ¡carajo! lo que informan está tan tergiversado y el aparato es gigantesco y la gente, a sabiendas de que solamente les dan programación basura e inútil llena de comerciales, la sigue viendo.

Luego me dicen que los del 132 se deslindan a cada momento de manifestaciones y de tomas “simbólicas”, de qué demonios sirve su fuerza popular si dan un paso a la derecha en lugar de seguir el camino de la izquierda. En recientes fechas convocan a realizar una nueva constitución… ¿y la lucha anti-imposición? se fue, quieren una nueva carta magna bajo el alegato de “no importa quien sea presidente” –a mí si me importa quien sea presidente­– una cosa a la vez, una cosa a la vez, porque de lo contrario los poderes hegemónicos nos van a rebasar.

Por último, el seis de septiembre se consolida el fraude, señores ni para que hacer más corajes, de una vez les aviso, el PRIFE, perdón el TRIFE, dirá que la elección fue la más limpia y que no encontró argumentos suficientes para invalidar la elección… el mismo cuento de hace seis años, vayámoslo digiriendo, ese día veremos si la credibilidad del movimiento #YoSoy132 se mantiene al no aceptar y desconocer la figura de Enrique Peña Nieto como presidente de la nación o, simplemente lo aceptan bajo la consigna de “te vamos a traer cortito”, pues que no sea lo segundo porque entonces adiós democracia en construcción.

Pero ya veremos, si me lo preguntan –aunque insisto en que si no también– todos sufrimos de un mismo mal, un mal llamado capitalismo; lea, infórmese, critique, analice, cuestione, converse, y sobre todo nunca deje de preguntar, esa puede ser la cura para el mayor mal que ha atacado a la humanidad.

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