La mesa está servida. La denominada “Primavera Mexicana” comienza a posicionarse globalmente, llegando a incomodar al viejo régimen bajo la premisa del “despertar” de la toma de consciencia. El awareness mexicano.
Atribuido a una universidad privada, sorprendente y paradójico, luego de la manifestación y las muestras de repudio contra el candidato del Partido Revolucionario Institucional que se mantuvo en el poder por más de 70 años y, que ahora, los medios de comunicación mexicanos pretenden imponer como el futuro presidente de nuestra nación.
Marchas AntiEPN, el movimiento YoSoy132, luego de que el coordinador de campaña de Enrique Peña Nieto, Pedro Joaquín Coldwell , y Grupo Milenio, líder en el país en cuanto a prensa escrita, y Televisa, afirmaran que se trataban de acarreados y que no pertenecían a la Universidad Iberoamericana, que sólo denostaban y hacían uso de la intolerancia. Postura que adoptaría el candidato a la presidencia por el Partido Nueva Alianza, Gabriel Quadri.
Todos estos movimientos resultan benéficos para la sociedad mexicana. El despertar de los jóvenes o la Primavera Mexicana, como se le ha llamado en la red y en diversos medios, comienza crear curiosidad por informarse y para detener una vuelta a la historia, a un vuelco que no puede permitirse.
Ahora vayamos atrás en la historia. En el año de 1910, sí, el de la Revolución Mexicana, ocurría un descontento, como el actual, frente al gobierno y la forma en que el país y las condiciones socioeconómicas no eran equitativas y justas; ocurrió también un fraude electoral, y con ello se desato una guerra civil, que lo único que causó fue llevar al poder al más oportunista.
Hay que aprender de lo ocurrido, es la oportunidad de hacer el gran cambio que nuestro país, sociedad, economía, historia, política, necesitan. Sin embargo, no podemos hacerlo de forma reaccionaria. No es prudente que demos la pedrada al panal de avispas y luego no sepamos qué hacer. La juventud necesita estar organizada, seguir lineamientos, tener bien claros los objetivos, ya que es claro que no queremos imposición por los medios masivos de comunicación, pero luego ¿qué?
Solamente el pueblo organizado, puede salvar al pueblo. Actualmente en el sistema sólo juegan dos y hay que tener cuidado y tomar precauciones. Por su parte la derecha que a través de imposición pretende llegar al poder aprovechándose de la falta de organización; del otro lado la izquierda, que de no llegar a la presidencia se valdrá de las fuerzas estudiantiles para colarse al poder.
Jugar con la historia es vaticinar el futuro. Ponga usted que me equivoque. Pero vea la posibilidad: una juventud enojada que no permitirá la llegada del candidato priísta, considerándolo como imposición; un duopolio televisivo cuyas esperanzas de seguir subsistiendo embruteciendo al pueblo es la ocupación de la silla del águila de Peña Nieto; un vecino imperialista que ha externado notoriamente su preferencia por la continuidad de partido; un IFE que se verá maniatado y pondrá en riesgo la paz de un país si no proclama como ganador al representante de la izquierda. Cuatro vertientes, cada uno con sus pros y sus contras, unas más contras que pros, y otras sólo contras.
Podríamos llegar a aseverar que ocurriría una ocupación por los Estados Unidos, en suelo mexicano, con el pretexto de la guerra al narcotráfico. Lo importante ahora es que estamos despiertos y debemos aprovechar que nuestro letargo quedó atrás y no volver al mismo. Nuestra indiferencia alimenta a la oligarquía. El despertar debe ser organizado y estructurado para que no sea en vano y disfrutemos de los frutos de nuestro trabajo.
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