10 de junio de 2011

Una de Hank por las que van de arena


Es el tema del momento, no hablarlo en este mismo instante, resultaría sumamente bochornoso para todo aquel que se dedique a la labor periodística. Las razones son sobradas; desde el ámbito futbolero, pasando por el social, haciendo un pequeño hincapié en la seguridad y aterrizando forzosamente en lo político.
Jorge Hank Rhon es su nombre, ex alcalde de Tijuana, propietario de una de las cadenas de apuestas más importantes del país, priísta de corazón, excéntrico por afición, ingeniero industrial egresado por la Universidad Anáhuac, hijo de Carlos Hank González quien fuera gobernador del Estado de México. Un hombre a priori educado en la política.
Sherlock Holmes lo expresaba muy bien “el hombre no es nada, la obra lo es todo”, no importa el nombre de la persona, lo que es relevante es el hecho en cuestión. ¿Cómo explicar ochenta y ocho armas de fuego y más de nueve mil cartuchos, dentro de una residencia hecha para hacer las veces de un hogar?
El hecho en sí tiene varios canales de análisis, los cuales se enumeran a continuación; el primero, y que suena un tanto escabroso, es que se trata de una campaña de desprestigio por parte de una fuerza sacra y superior –léase Felipe Calderón Hinojosa– para debilitar una especie en peligro de extinción, que, en la mitad final de su sexenio, recobra fuerza y está dispuesta a demostrar la validez de la teoría de la evolución y no la del creacionismo
En segunda instancia, y también abogando a las fuerzas celestiales, una manera de expresión que nos hace darnos cuenta de que el hombre blanco y rico también necesita armas para defenderse, porque ha de admitirse que siempre han fungido de eslabón más débil en la cadena alimenticia. Y ahí es donde entran las fuerzas oscuras y malignas de una clase política que, en pos de no despedirse, está tratando de hasta con los dientes, sin importar crear chismes de vecindad, forjar fundamentos para matar dos pájaros de un tiro; el primero hacerle olvidar a la población el fracaso que se vive en la cotidianidad en una guerra inverosímil contra el narcotráfico y, el segundo, recordar que los dinosaurios se extinguieron y dejaron sólo el petróleo, sumado a que es imposible que vuelvan a pisar suelo mexicano.
Tercero, el señor Hank Rhon no es un pan de Dios. Preso en el año de 1991, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México procedente de Japón, al encontrársele en su equipaje productos fabricados con animales exóticos y en peligro de extinción. Fue acusado de contrabando y posteriormente absuelto. Y si eso no bastará; involucrado en el homicidio del periodista Héctor Félix Miranda, del semanario Zeta de Tijuana, mismo que fue ejecutado por su ex escolta Antonio Vera Palestina, lo que nos daría una cuarta vía de acceso.
Hay quienes dicen que sembrar armas es más fácil que plantar una semilla de frijol en un algodón. Lo cierto es que no importa la razón y el motivo. Si para este señor este golpe es “una de cal, por las que van de arena”, no beneficia en nada a la sociedad. Darnos cuenta de qué; de que  cualquiera que tenga dinero puede librar a la justicia y contar con un gran arsenal dentro de su residencia… ya lo sabíamos. Suponer que la justicia en México es obsoleta y que la leyes necesitan reformarse, pero que nunca se llevará a cabo tal acción porque no conviene a los grupos de interés… ya lo sabemos. Que afuera se está llevando a cabo una guerra sin sentido, en la que por más que se esfuercen, resultarán perdedores y que ha arrancado la vida de, no de cientos, de miles de personas… ya lo sabemos. De que el futuro del país se encuentra en manos de esta clase de personas y, que el hecho, solamente refleja la vida política del país, tan turbia como un terremoto de nueve grados en la escala de Richter, y que son más longevos que la maestra vitalicia del SNTE, señores… ya lo sabemos.

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