Y creció como los demás niños.
Jugó como todos algunas veces lo hicimos.
Se raspó, tropezó, tuvo accidentes,
y en su pubertad cambio de voz.
Después hizo las muñecas a un lado.
Como adolescente se enamoró
y trató de comerse el mundo,
se desilusionó y se hizo adulto.
Cómo hombre, se hizo independiente,
tuvo hambre y enfermedad,
y al no encontrarse en ningún lado
que se buscaba, se reinventó.
Se sintió viejo y apagado después,
su sangre ya no ardía como cuando joven,
sus ideales sintió irse por un arroyo
y recordó ser México cuando niño.
Edgar Mora
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