Queridos Reyes Magos:
Sé que contrario a mi tradición yo a ustedes nunca les he escrito una carta en estas fechas, pero lo importante es que lo estoy haciendo, ustedes saben que no es muy tarde para empezar a soñar y mantener viva la ilusión. Les escribo a ustedes porque acá entre nos, no tengo nada en contra de él, pero el año pasado Santa simplemente me quedo mal, no me gusta hablar de la gente a sus espaldas. Tal vez se pregunten por qué no le escribo al “niño Dios”, creo que es mucha responsabilidad para un pequeño, y como popularmente ustedes son tres, confío en que ustedes pueden con el paquete.
Primero que todo y que nada, me gustaría mantenerlos al tanto de las circunstancias, aunque creo no es necesario puesto que para estas fechas ya han de estar haciendo su recorrido por las calles del “defectuoso”, que supongo con mucho cuidado ya que aquel sitio es muy inseguro, por cierto como consejo, les encargo irse con precaución por la delegación “Iztapalacra” porque hay mucho desmadre con lo de un tal “Juanito” y una Clara que, no dejan nada en “claro”.
Bueno, al grano. De antemano sé que dirigirse a ustedes debe ser en plural pues son tres, y además magos… ¿por qué no usan su magia para terminar con todos los males que acosan a la humanidad?... perdón a veces olvido que ustedes sólo atienden problemas que tienen que ver con llevarle una sonrisa a un niño, pero aun tengo corazón de niño, nada me haría más feliz que ver un mundo lleno de paz, de alegría, de unión, de fraternidad, de buenos deseos, de bondad… ven sigo soñando en que algún día nos despertaremos y no habrá fronteras ni banderas, la humanidad será una sola nación y tendrá como único idioma el amor… en el mundo los niños jugarán libremente con sus iguales sin importar raza, color, cultura, credo, género… no habrá guerras, ni odio, ni rencor, la envidia y el dolor serán vocablos desconocidos y no tendrán cabida en los diccionarios ni en las mentes… siempre existirá un motivo para cantar y ayudarse mutuamente… lo sé, no deja de ser un sueño contagiado por la víspera y el espíritu navideños.
Melchor, Gaspar y Baltasar, tal vez piensen que estoy muy grande para esto, pero no me importa. Esta demás pedirles por los niños pobres y los necesitados, pues aunque lo haga, habrá siempre muchas trabas para que les llegue; a esas zonas no entra ni el trineo de Santa Claus, ni los caballos, camellos y elefantes de ustedes, lo único que entra es el hambre, el frío, el viento, la enfermedad; nadie se acuerda de ese sitio, tal vez por eso sean “los olvidados”. Señores, no es mucho lo que les pido, traigan soluciones a este país, háganlo salir de la crisis, guíen por buen camino a Santa Claus en su nueva faceta de Gobernador del Banco de México… perdón no es Santa es Carstens.
Me despido de ustedes, y no se olviden que este 6 de enero les dejo mi zapato junto a la ventana, no se preocupen por el mal olor ya les puse talco, desinfectante, cloro, gel antibacterial… no se molesten por portar cubrebocas no tengo “influencia AHLNL”. Buena suerte y feliz navidad.