Hace 17 años, un evento que no estaba contemplado en la vida de los tapatíos le cambio la vida a cientos, un 22 de abril de 1992 Guadalajara exploto, la noticia se rego fuertemente, habia quienes incluso creían que habia sido la ciudad entera, eran otros tiempos y la información no se corria tan rápido como hoy.
En 1992, unos teniamos apenas 4 o 5 años, incluso hay quienes no nacian aún, pero conocen o tienen una vaga idea de lo que sucedio, la paranoia una histeria colectiva invadieron a la población en general, quien aseguraba que lo acontecido no se volviese a repetir, hay quienes afirman que el hecho pudo haber sido evitado, todo cuando días antes del suceso los habitantes de la zona aledaña a la calle Gante se habian quejado del mal olor que despedía el alcantarillado; versiones hay muchas, gasolina en el drenaje que al menor chispazo desencadeno una explosión de proporciones gigantescas, arrebatando la vida de cientos de personas, terminando con el patrimonio de cientos, dejando con heridas que no han sanado, sin un familiar o sin una extremidad, incluso con alguna discapacidad.
Cada año en los noticieros vemos a los sobrevivientes que se quejan de no recibir aun indemnización por parte del gobierno, cada 22 de abril una misa para recordar a las victimas que sin esperarlo, que salieron de sus casas con rumbos distintos, trabajos, escuela, a la tienda, con algun vecino, un familiar, a dónde sea que en ese momento dirigiesen su rumbo, jámas llegaron a pensar que ese día su vida cambiaría, solo estuvieron en el lugar y momento equivocado. Niños sin padres, padres sin hijos, heridas emocionales, imborrables con el tiempo, el recuento de los daños en la catastrofe que más le ha dolido a Guadalajara. Guadalajara cada 22 de abril esta de luto y recuerda que uno nunca sabe lo que puede suceder, hoy vivimos tranquilamente y quizás mañana no estamos aqui para contarlo.
Guadalajara no olvida el 22 de abril, esta en la mente de sus ciudadanos y en sus corazones, yo tenia 4 años en aquellas fechas y recuerdo vagamente como se vivia el suceso, el estres y la angustia de no saber que pasaba con exactitud hacian estragos en mi familia, yo no alcanzaba a comprender la trascendencia del asunto, solo atinaba a ver a todos mis parientes reunidos en casa de mis abuelos, de pie, discutiendo, con la incertidumbre e inseguridad que te da el desconocimiento de los hechos.
17 años se dice y escribe fácil, pero han quedado en la memoria de la capital del estado de Jalisco, y seguira perdurando, como lo son los 24 años que se cumpliran del terremoto del 85 que sacudio al DF, son fechas imborrables, que perdurarán, no solo en la historia del país y en los libros de texto sino en la memoria de los ciudadanos
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