Comercial viviente

Hace varios ayeres, regresando de un viaje a los Estados Unidos, después de pasar por todos los filtros migratorios, sacándole el paso a los “maleteros” y abordando el taxi de vuelta a mi hogar, tuve la oportunidad de ver un espectáculo de lo más lamentable. Era increíble ver semejante cantidad de espectaculares, en mi mundana vida sabía de la existencia de “equis” o “ye” marca, fue lo único provechoso que le vía, pero de ahí en más, ni cómo ayudarnos.

Y bueno, no es para más, si al menos en “Guadalajara City” hay más carteles y espectaculares publicitarios que áreas verdes, si tomamos en cuenta que hay 0.5 árboles y digamos que 10 anuncios por persona en las calles, las cosas no van muy bien que digamos; después de todo no es tan malo, los espectaculares cumplen con la función de dar sombra, claro no purifican el aire y hacen del clima agradable, pero de vez en cuando nos permiten echarnos “un taco de ojo” a hombres y mujeres.

Además resulta un buen negocio, tener en tu casa o propiedad un anuncio de estos, genera un ingreso extra que no está nada mal, de manera extraoficial van cerca de los cincuenta mil pesos al año, que siendo honestos a nadie le caen mal.

Pero ya hablando en serio, no es muy grato ir por las calles y pensar que estás viviendo un comercial y en lugar de observar áreas verdes te tienes que conformar con un paseo estilo “infomercial”, y al llegar a casa lo que te pasa por la mente no es “hola, mi amor”, resulta ser “tenemos los lugares más bellos, sólo falta un buen gobierno”.

Entre pastas dentales, productos de belleza, toallas femeninas, bebidas embriagantes, estrenos en cartelera, paquetes vacacionales, anuncios políticos (que cada 3 años nos invaden con sus inverosímiles propuestas) y “¡VIVE MÉXICO!”, al igual que unidades del “622”, cada día son más.