5 de mayo de 2009

A propósito… ¿cómo se llama el difunto?



Por: Carlos Merax (Ensfumus) y Francisco Edgerls (Sic faciunt omnes)

"¿Quién no sabe que en México seguimos al pie de la letra el precepto bíblico de alabar a los muertos? A los vivos los elogiamos cuando pueden darnos algo".
Amado Nervo

Entre todo este mar de información, en este torbellino noticioso en el qué se busca dar la nota (para vender) actuando mayormente por intereses económicos y políticos, que buscar dar información veraz y acertada a los ciudadanos, en este tsunami de incertidumbre y ansiedad generalizada, surgen dudas que no han sido aclaradas y no reveladas por los medios.

La diversidad de posturas que han surgido para explicar la situación de nuestro contexto, nos revela un mundo inmenso, donde cada cual es una soledad en busca de sus propias interrogantes, es ahí mismo, donde no solo nos cuestionamos a nosotros, sino que el mundo y lo que se cree de él, aparece entre dos grandes signos de interrogación, una torrente inmensa de dudas y sus posibles respuestas.

¿Pero como se sabe el individuo que se encuentra entre una serie de inconsistencias en la información que recibe y que corre libremente en la “conciencia” social, en un mundo lleno de contradicciones? La búsqueda de la verdad, de un conocimiento valido y veraz, es el anhelo continuo en nuestro camino…

Nos hablan ahora del virus A/H1N1 en diversos medios de comunicación, por una lado, nos dicen en una televisora que el numero de casos aumenta y luego en otra disminuye, que si la epidemia está controlada, que ya no hay decesos, que ahora se suman 4 muertos, que si el cubrebocas no ayuda, que si no hay una vacuna, que si es una enfermedad incurable, que atendiéndose a tiempo se cura, que nadie estamos exentos, que si una vez enfermo ya no se vuelve a contagiar o si, que si el nombre es cambiado, que si en el mundo nos ven mal, que si estamos en el momento más álgido de la epidemia, que si la suspensión de actividades académicas se extenderá, que si los restaurantes y lugares públicos abrirán pronto, que para cuando termina esto, que si es un arma bacteriológica, que si es un invento para tapar lo que se hace en el gobierno, que si es un llamado al oportunismo, que si es una medida de control demográfico, si es un plan para enriquecer a los dueños de las farmacéuticas, porque en México ha matado a tantas personas y en otros no, si es un pretexto para que Estados Unidos le cierre las fronteras a México, amén de otras existentes.

Entre todo esto, cuestionamos lo que tenemos y lo que sabemos, no buscando el medio para establecer una teoría que explique la génesis y la funcionalidad de esto, sino una línea de investigación que nos revele lo que sucede, y obtener datos específicos y eficientes para establecer información clara.

El punto esencial y del cual inicia nuestro análisis, es una pregunta básica: ¿cuál era el nombre de las víctimas mortales de la gripe A/H1N1? No tenemos esa respuesta. Tal vez, si le preguntamos a la autoridades federales obtengamos una bonita respuesta, elocuente y formal abogando por la confidencialidad y respeto a la victimas y sus familias, por lo cual no se van a dar a conocer esos datos; sin embargo el nombre de esas personas es muy importante para realizar una investigación veraz y creíble, no sólo por parte del gobierno sino de grupos organizados para contrastar esto con los informes oficiales, y encontrar un punto de referencial verosímil.

¿Por qué en otras ocasiones si se da el nombre de los occisos y en este no? Recordemos del avionazo en Reforma, ese que se suscito el día que Barack Obama tomo posesión al poder, los nombres de las victimas nos fueron revelados, vayamos un poco más atrás en el tiempo, accidente en “Pasta de Conchos” los nombres de los mineros fallecidos por la explosión fueron revelados; sin embargo no es solamente el pensar porque nos esconden ese dato tan preciso, el punto es que no han hecho un listado de lo siguiente:

*¿Cuál es el estrato social de los fallecidos e infectados?
*¿Con qué servicios cuenta o contaba la residencia del infectado (agua potable, electricidad)?
*¿Cómo es o eran los hábitos de limpieza?
*¿Cuántos miembros componen su familia?
*¿Cuántos baños, regaderas y cuartos hay en la casa del afectado?
*¿Tenía algún grado de desnutrición o, en caso contrario obesidad?
*¿En qué trabajaban o trabajan los afectados?
*¿En qué zona (rural, suburbios, marginada, etc.) se ubica la residencia del afectado?

Estos datos nos aportarían un punto de partida para responder a otras preguntas, corroborando la existencia de tales casos: ¿hay o no hay epidemia? ¿Cuáles son los datos reales de incidencia de contagio y de muerte y bajo que condiciones? ¿Cuáles son los factores de riesgo? ¿Cuáles es la experiencia de la familia en cuanto a trato del afectado? Entre muchas otras.

Esos datos son necesarios. Tan necesarios, que verdaderamente se tomaría con mayor seriedad y aceptación toda esta serie de lineamientos expresados por las autoridades, llámense ejecutivas o sanitarias, que a la postre solo ha creado un sentimiento de incredulidad y resentimiento por una medida jamás antes vista, mantenerse en casa. Para muchos esto creo un ambiente de ansiedad y malestar debido a tener que quedarse en casa sin poder acudir a un sitio de esparcimiento, ya que se encontraban cerrados, las voces de los denominados “radicales” hacían eco en ver a la milicia por las calles repartiendo cubrebocas, al pensar que más que ayuda sanitaria representaban una represalia a cualquier manifestación en torno al gobierno, con leyes tan polémicas como las que se estaban aprobando.

Resumiendo, encontramos dos posturas que están en constante lucha, por un lado una que atiende a desmentir lo que dicen los medios a través de un discurso socio-critico con bases fundamentales en argumentos históricos, aunado al sentimiento que si una vez ya aconteció porque no se estará repitiendo, con bases más idealistas. El otro bando ofrece la “versión oficial”, una versión con muchas carencias y contradicciones.

Sin embargo no podríamos terminar este análisis sin antes mencionar un punto que atañe a las farmacéuticas. A sabiendas de que el único medicamento que ha sido capaz de acabar con el virus A/H1N1 es el Tamiflu (Oseltamivir) que solamente dos farmacéuticas producen, Roche y Gilead Sciences, esta última propiedad (de 1997 a 2001) de uno de los más allegados a la administración pasada en la Casa Blanca, Donald Rumsfeld (que mantiene grandes acciones aun en la farmacéutica), quien fungiera como ministro de Defensa en el gobierno de George W. Bush.

La teoría es la siguiente, después del anunciamiento de la nueva cepa, las acciones de Gilead Sciences subieron en demasía, y al saber que dicho laboratorio tiene los derechos del antiviral Tamiflu, que no puede ser fabricado por cualquier otro laboratorio ajeno a los mencionados anteriormente a pesar de que se conozca como sintetizar los componentes de dicho medicamento el tema de las patentes se asoma monumental a los gobiernos y empresas haciendo una sombra gigantesca que oscurece cualquier posibilidad de desarrollarlo.

Como se sabe, las patentes permiten que una empresa que haga descubrimientos o innovaciones mantenga la exclusividad de su fabricación y comercialización. Pero cuando se está hablando de una vacuna que puede salvar la vida de millones de personas, muchas personas se preguntan por qué Roche no dona la vacuna al mundo, o por qué los gobiernos no toman la delantera y anulan estas leyes, al menos para estos casos específicos.Para nada es el interés de Roche o Gilead colaborar en la solución del problema. Ambas empresas ya ganaron inmensas sumas en 2005, vendiendo millones de dosis de Tamiflu a gobiernos asiáticos que temían un brote de la gripe aviar.

Varios gobiernos (entre ellos la India, el segundo país más habitado del mundo) en efecto pensaron primero en sus ciudadanos antes que en las empresas privadas, y dieron autorización para sintetizar el Oseltamivir (Tamiflu genérico) sin el permiso de Roche. Las dosis genéricas cuestan la mitad que sus pares comerciales; Argentina y Tailandia también consideraron medidas similares. Hoy, en 2009, Roche y Gilead nuevamente se preparan a vender millones de dosis de Tamiflú, que supuestamente puede curar la gripe A/H1N1 aún cuando el gobierno mexicano informó recientemente que ninguna vacuna es eficaz, y ofrece una recompensa de un millón de pesos al investigador que desarrolle una.

En un panorama en el que la situación se torna densa como la neblina más espesa es indudable pensar que aprovechando la poca visibilidad se actué de manera provechosa personalmente, no solo a nivel internacional con grandes sumas de dinero y “un supuesto control” a costa de personas necesitadas y temerosas por una “epidemia asesina” sino a nivel local con vendedores de cubrebocas a precios exorbitantes y que superan en un 100% el costo real del producto. Lo cierto es que cada quien a sacado partido de esto, y el virus se mantiene en una mutación de la “pseudoinformación”, el oportunismo, la especulación, y mientras no se haga un análisis a conciencia meditando y digiriendo toda la información que se maneja, no queda otra arma al hombre que dudar.

3 comentarios:

Kandy dijo...

exaaactoo!!
pienso lo mismo... que mientras los medios y el gobierno disfracen
la verdadera situacion a nosotros no nos queda de otra mas que sacar nuestras propias hipotesis del asunto... Es lamentable el caso que el pais vive y saber cuanta informacion sin bases nos presentan en los medios... Pero pues esto es Mexico :/ ya me acostumbre...

ENs dijo...

hay que empezar a trabajar Kandy, no basta con la resignacion, hay que tomar una consciencia critica y llevarla a la praxis.

Saludos

kandy dijo...

ush sii vas a empezar a trabajar
ii qe vas a hacer??

seamOsz realistas!!!